viernes, 18 de noviembre de 2011

La extraña amenaza de los malvados hombres nabo de Marte


La extraña amenaza de los malvados hombres de Marte es una película hipotética de género costumbrista/ciencia ficción que nos plantea una terrible y secreta invasión a escala mundial desde el punto de vista de las pobres gentes de la España profunda del franquismo.

La historia se sitúa en un pasado ucrónico en el que tras la Guerra Civil, España se divide en dos países distintos. Como son cutres, estos dos países se conocen como España de Arriba y España de Abajo, porque están arriba y abajo respectivamente.


En el Norte gobierna Franco, mientras que en el sur gobierna en General Gregorio Cifuentes, un militar amigo del Caudillo, del que poco se sabía. De todas formas, en ambos territorios hay una dictadura, Arriba es franquista, y Abajo, cifuentista, pero las dos son prácticamente lo mismo.

Sólo cambia una cosa, y es que Cifuentes coloca en cada plaza del pueblo de Extremadura, Castilla-La Mancha, Andalucía y Murcia un burro. De este burro nadie conoce el cometido, pero ahí está, y quien lo cuestione, le fusilan.

Tras esta situación histórica, comienza la historia, que se divide en tres historias paralelas que se van entrecruzando.

La primera historia trata sobre una pareja de ancianitos, Prudencio y Bernarda que huyen por toda Andalucía de Cabra de Santo Cristo, provincia de Jaén, su pueblo natal, donde, por la noche, toda la población desapareció sin dejar rastro. Poco a poco se van enterando de que la gente de demás pueblos vecinos también va desapareciendo misteriosamente. Esto muestra como la gente rural y sencilla, tranquila y apacible ha de enfrentarse como buenamente puede a lo desconocido y sobrenatural.

La segunda historia trata de una pareja de jóvenes, Agustín y Eugenia, que son los cuidadores del burro de San Basilio, provincia de Córdoba, que casualmente es la capital de España de Abajo y donde reside el propio dictador. A pesar de esto, San Basilio sigue siendo un pueblo recutrón.
Agustín y Eugenia saben que algo raro está pasando. Les llegan rumores de las desapariciones de gente, más allá de Río Cuarto, y los muchachos comienzan a investigar. Ya se puede entrever que Agustín está enamorado de Eugenia.

La tercera historia narra los conflictos internacionales que están teniendo los países debido a la guerra. Aquí ya se entra de lleno en la historia. Los hombres nabo son una amenaza real que planea conquistar la Tierra. Los marcianos quieren el agua del cuerpo de las personas por ser la más rica en un componente especial desconocido por los humanos. Ellos ya han comenzado la invasión en España de Abajo, pero al ser un país tan paupérrimo, nadie se percata. Entra entonces el Jefe Supremo Secreto del Mundo, un hombre que está por encima de cualquier gobernante de cualquier país. Es un hombre misterioso y muy inteligente. Se refieren a él como "el Jefe".
Pero hasta ese dios tiene algo de humano: su hijo está combatiendo en la Guerra Marciana. Esta historia cuenta, por una parte, las decisiones políticas y estratégicas se toman en el gabinete de crisis para luchar contra los invasores de una forma secretapara que no cunda el pánico, a la vez que se muestra, por medio de flashbacks, como el hijo del jefe se alista en el Ejército Espacial para combatir la amenaza. Se muestran entonces las penurias de la Guerra Marciana, con épicas escenas de lucha, de drama, de muerte, compañerismo y amistad. Se ve como la falta de aire y la muerte acechando desde cualquier cráter acaba por destruir la cordura de cualquier hombre.


La noche antes de la Fiesta de la Alfalfa, Agustín está a punto de confesarle su amor a Eugenia, en el establo del burro, antes de volver a casa. Entonces, la furgoneta de la pareja de ancianos se estrella contra dicho establo cortándole el rollo a la joven pareja. Eugenia, que es la que está más metida en el tema conspiratorio, es embaucada al momento por las teorías de Prudencio y Bernarda. Se ponen a hablar y tienen por seguro que el meollo de la cuestión está en el mismísimo Gregorio Cifuentes, dictador de España de Abajo.

Al día siguiente, durante la fiesta de la Alfalfa, que se celebra todos los años en San Basilio, Agustín, Eugenia, Prudencio y Bernarda deciden poner su plan en marcha. Es perfecto: Cifuentes estará todo el día fuera presidiendo los festejos y su despacho quedará desocupado para investigar a sus anchas. Traman un elaborado plan con algún baile con distracción y se cuelan en el despacho de Cifuentes. Allí descubren la terrible verdad. Cifuentes no es sino una marioneta de los hombres nabo de Marte. Gracias a él todo el plan de invasión se está llevando a cabo. Pero entonces... dos hombres nabo se teletransportan al despacho y raptan a Agustín y Eugenia.

Reaparecen en Marte. Los pobres muchachos creen que van a morir, para descubrir, sorprendidos, que sus secuestradores no son sino rebeldes que quieren acabar con el régimen totalitario que oprime al pueblo de los hombres nabo y que continúa una guerra absurda que solo trae muerte y destrucción. Aprenden que los hombres nabo no son criaturas horribles que sólo quieren agua humana, sino que tienen una gran cultura e historia, y que al igual que los humanos, son oprimidos por un gobierno dictatorial y ansían la libertad. Entonces, se unen a ellos para acabar con el gobierno totalitario de los hombres nabo opresores.

Se disfrazan de hombres nabo y se cuelan en el despacho del máximo líder de los hombres nabo. Entre medias, Agustín suelta un chiste sobre la burocracia e ir de despacho en despacho, el toque más cómico de toda la película. Les descubren, y tras una brillante escena de acción por todo el Palacio Real Marciano, luchando contra los opresores, explotando todo lo que pillan y haciendo cosas de rebeldes, llegan ante el Líder.

El plan de los hombres nabo rebeldes es muy sencillo: destruir al Líder y a su Máquina del Pensamiento, que controla la mente de todos los hombres nabo que luchan en la guerra, allá fuera. Además, la Máquina de Pensamiento controla las ondas de control mental y teletransporte que emiten los burros de los pueblos de España de Abajo. Rohk Fhuthung, el líder de los rebeldes, les dice a Agustín y a Eugenia que en Marte, el contacto entre salivas humanas genera una explosión equivalente a diez bombas atómicas; han de besarse para salvar al mundo.

Mientras tanto, Gregorio Cifuentes ha vuelto al despacho, se revela como hombre nabo que es y está a punto de matar a Prudencio y Bernarda. En las llanuras del Mar de la Tranquilidad, en Marte, el hijo del Jefe está en las últimas. Todo su pelotón ha muerto y él es el último. Apenas le queda fuerza y cientos de hombres nabos le rodean. Sólo un beso y todo habrá acabado.

Así que allí están, en Marte, frente al Líder de los hombres nabo que planea conquistar la Tierra, y lo único que han de hacer es besarse y morir. Así que, en un acto de valentía y amor infinito, Agustín le confiesa sus sentimientos a Eugenia. Eugenia también le ama. Así que aceptan su destino y se besan.

Todo explota. Todos mueren. Rohk Fhuthung, el Líder, la Máquina del Pensamiento. Todo explota y todos mueren. Todos excepto Agustín y Eugenia. Aunque sus cuerpos hayan sido evaporados, a pesar de que sus cerebros y sus corazones sean ahora átomos dispersos en un cráter humeante, jamás habrán muerto. Su amor se ha sellado para siempre en aquel beso. Ahora son inmortales, se amarán por siempre sin necesidad de existir, pues el propio amor es su existencia.

Los hombres nabo de la guerra entran en razon y huyen ante la victoriosa ofensiva humana. Gregorio Cifuentes explota, al igual que todos los burros de control mental de España de Abajo, salvándose así Prudencio y Bernarda, y todos los habitantes de la Tierra. El Jefe celebra la victoria, que nunca ha sabido tan dulce. Después, los sucesores de Rohk Fhuthung tomarían el poder en Marte, haciendo de su gobierno un gobierno democrático donde todos fueran felices. Fabricarían su propia agua y vivirían en paz y armonía con la Tierra.

Habían salvado el mundo con un beso. Tan sólo con un beso.



En general, el mensaje de la película es claramente pacifista y liberal: la violencia sólo engendra violencia. Los totalitarismos sólo crean la guerra, que sólo crea la muerte y la destrucción.
Mientras todo explota, sólo el amor prevalece; haz el amor y no la guerra, tronco.

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